En 1 de enero de 2020, entró en efecto las normas de la Organización Marítima Internacional (OMI), que tiene como objetivo reducir la emisión de dióxido de azufre (SO2) al medio ambiente – OMI 2020.

El Acuerdo limita el contenido de azufre del combustible que es utilizado a bordo de los buques, reduciendo así, la polución de la industria naval y lo hace más sostenible, con respecto a la emisión de ese gas. La medida esta siendo adoptada en carácter obligatorio y por igual a los buques de todos los países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La normativa establece que el límite debe pasar de un volumen de 3.5% a 0.5%, a partir de 2020.

De esa forma, para poder alcanzar los objetivos establecidos por la nueva normativa, los propietarios los armadores están utilizando opciones alternativas de combustible y, por supuesto, todos estos cambios y adaptaciones generan gastos que afectan directamente los costos de combustible (búnker) de los buques, principalmente en los primeros meses después de implementar las medidas necesarias.

En este escenario, muchas compañías navieras de todo el mundo han comenzado a implementar, desde principios de diciembre, una tasa cuyo objetivo es absorber este costo adicional y compensar el aumento de combustible.